Capítulo 37.
Jungkook salió del cuarto de Jimin, fue hasta el auto y manejó rumbo al restaurante que le dijo Daira, obviamente puso el GPS de su celular. Un semáforo en rojo lo detuvo y su celular empezó a vibrar, era Jin, atendió y puso en altavoz.
—Jungkook.
—Dime, Jin.
—Mañana podremos hablar con unos de los tipos que tenía a Chaehyun.
La respiración de Jeon se cortó.
—¿A qué hora? —quiso mostrarse fuerte, pero su amigo sabía más que nadie que se estaba quebrando por dentro.
—No lo sé bien, a la tarde más que seguro.
—Está bien, trataré de estar libre.
El semáforo cambió a verde y pisó el acelerador.
—Okay, hermano. ¿Estás bien?
—Trato de pensar en frío, es lo mejor que puedo hacer ahora. ¿Hablamos más tarde, si? Quiero despejarme por un momento antes de hablar con ese hijo de puta.
—Está bien, cuídate y no tomes de más.
—No prometo nada.
—Cuídate, solo eso pido.
Jungkook colgó y aparcó el coche a unas cuadras del restaurante, trató de recomponerse para poder caminar hasta el lugar.
Al empujar la puerta una campanilla sonó, la mayoría se giró para ver quien había ingresado, el alfa miraba las mesas para encontrar a Daira y la vio sentada con aquella pelirroja del centro comercial. Caminó hasta la mesa y se sentó frente a esa omega, esperaba que no lo incomodara esta vez.
—Hola, rizos —dijo Daira con una sonrisa—. Pensé que ya no venías.
—Lo siento, me llamaron y tardé un poco.
—No hay problema, ya estás aquí —dijo la pelirroja.
Pidieron la comida en una charla amigable, aunque la omega amiga de Daira no dejaba de mirarlo de manera intensa.
—¿Tienes un cachorro? —preguntó Hayun mirando al alfa.
—Yo no, pero mi omega si.
No era su omega oficialmente, pero necesitaba sacarse la mirada de la omega. Hayun frunció el ceño. La omega puso cara de fastidio
—¿Tienes una omega?
—Un omega. Se llama Jimin.
La pelirroja rodó los ojos.
—Con razón.
Jungkook la miró sin entender.
—¿Con razón qué?
—Con razón tiene un cachorro y no tiene padre, los omegas hombres siempre andan de ofrecidos —escupió la omega con furia por no poder tener a Jungkook.
El mayor respiró hondo, no podía creer que la sociedad haya avanzado tan poco para seguir haciendo este tipo de comentarios.
—Mira, tú no sabes si tiene padre o no porque no conoces a mi omega. Segundo, no porque sea omega hombre anda de ofrecido, ya veo porque la sociedad no avanza. No vuelvas a hablar de él, no es su culpa que yo no te de ni la hora.
Hayun no volvió a dirigirse al alfa el resto de la cena.
Al cabo de un rato ya habían comido y Hayun se fue, solo quedaban Daira y Jungkook.
—Disculpa por lo de Hayun —dijo apenada.
—Descuida, no pasa nada. Al fin y al cabo no es la primera vez que se habla así de él.
—No está bien eso.
—Lo sé, la sociedad no avanzó tanto como creemos.
✧✦✧
Una vez en su auto pudo respirar y pensar en todo, y más que nada, en su hermana.
"La noche estaba fría, nieve se veía desde las ventanas y la luna brillaba más que nunca. Un Jungkook adolescente estaba en su cuarto tratando de lucir más masculino para los demás, dentro de poco estaría la cena y su padre no podía ver sus uñas pintadas. A lo lejos se escuchaban los gritos de Dongwook y Chaehyun.
—¡No voy a casarme con él!
—¡No me levante la voz, niña! Te vas a casar con Beomgyu y me importa poco y nada lo que quieras. Tengo que saldar deudas y sin dinero no puedo.
—Podrías trabajar más, no usarme a mí —dijo en tono bajo.
—Se van a casar el próximo mes.
—No. No me casaré con nadie, soy libre de decidir.
—¿Decidir? Vives bajo mi techo, me debes esto.
—¿Sabes? Yo no elegí nacer. ¡Así que no te debo nada!
—¡Vete de la casa entonces, así vives tu vida como quieras porque bajo mi techo me tendrás que obedecer!
—¡Bien!
Subió las escaleras con lágrimas en sus ojos, pero estaba decidida a hacerlo. Fue hasta la habitación de Jungkook.
—Tienes que ayudarme a huir.
—¿Qué? No. No, estás loca si piensas eso.
—Necesito irme.
—No quiero que te pase nada, Chae. Necesitas pensar en frío y hablar con papá cuando estén calmados. Los dos.
—Pero...
—No, sin peros. Las calles son peligrosas, hasta para ti.
Chaehyun se fue de la habitación dando un portazo.
—¡Sabes que tengo razón! —gritó el rizado desde su cuarto.
Todos estaban dormidos cuando Chaehyun se fue de casa, nadie escuchó nada o al menos eso es lo que se dice.
Dongwook escuchó a Chaehyun empacando, escuchó la cremallera del bolso de su hija cerrarse, escuchó cuando cerró la puerta de su habitación, cuando cerró por última vez la puerta de su hogar. Y, por último, Dongwook llamó a Joomin, una persona con quien tenía una deuda muy grande.
Para saldar eso tenía que casarse con su hijo y como ella se opuso, le dijo a Dongwook que su única opción era secuestrarla, su padre no quería, pero tenía que saldar la deuda si quería seguir con vida.
Él le dijo que saldría de casa y a las pocas horas se despertaron todos. Chaehyun no estaba. Su madre estaba llorando desesperada, pidieron las cámaras de seguridad de un vecino y se veía como su hija fue atacada. Vio como la golpearon, vio como intentó defenderse y, por último, vio como se la llevaron en el auto.
La única condición que puso Dongwook fue que no le hicieran daño y que no la llevarían lejos de allí. Él sabía que no iban a cumplirlo, pero eso lo libraba un poco de la culpa.
Dongwook, su padre y la persona que alguna vez fue importante para Chae. Dongwook, la persona que tenía toda la culpa de que no se sepa el paradero de su propia hija.
Es una época dónde los casamientos arreglados en Corea ya no existen, pero cuando haces cosas ilegales, haces de todo para que no se descubra tu secreto y Dongwook pensó que esa era la única salida: Sacrificar a su propia hija para salvar su propia vida."
Jungkook dijo que solo iría por una copa, pero luego se coló una más y luego perdió la cuenta de cuantas copas de vodka traía encima. Las lágrimas salían de sus ojos mientras se tomaba todo de una sola vez, trataba de no pensar en su hermana, pero era imposible.
Sabía que no podía manejar así, pero no tenía a nadie en la ciudad, Jin no era una opción, no quería preocuparlo. Como pudo sacó su teléfono del bolsillo de su pantalón y trató de diferenciar algunos números.
—Lotte City Hotel. ¿En qué puedo servirle? —dijo una voz del otro lado.
—Necesito hablar con... Jimin —dijo arrastrando las palabras.
—Señor, ¿está ebrio?
—He bebido solo un poco.
—Lo siento, no sé quien es y...
—Jungkook, Jeon Jungkook. Necesito hablar con el lindo omega de la habitación número 12.
—¿Jungkook? ¿Por qué me llamas?
—Necesito que me venga a buscar alguien.
—Puedo hacerlo yo. Sé que no nos...
—No —dijo cortándola—. Quiero a mi omega.
Dijo eso y cortó la llamada.
✧✦✧
Jimin estaba demasiado preocupado. Jungkook no llegaba y se había ido hace rato, su cabeza era un caos y no dejaba de crear los peores escenarios.
Un golpe en la puerta hizo que la esperanza volviera a su cuerpo. Al abrirla vio que no era su alfa, era la recepcionista. Sus manos comenzaron a sudar.
—Hola. Vengo de parte del señor Jeon.
—¿Qué? ¿Le pasó algo? ¿Cómo se comunicó contigo? ¿Está bien? —dijo apresurado haciendo que se traben sus palabras.
—Necesita que alguien lo busque, tomó un par de copas de más. Quiso que me comunique contigo —suspiró de decepción, cosa que Jimin no notó.
¿Por qué a él? No podía salir a la calle, no sabía sí estaba preparado. Quería llorar, su alfa lo necesitaba y no sabía si podría poner un pie afuera de ese hotel, estaba aterrado.
Su respiración era acelerada y no podía pensar bien, tampoco sabía que hacer. Tenía que sacrificarse por Jeon al menos una vez, pero no sabía si estaba listo.
—¿En dónde está? —preguntó como si no tuviera una batalla interna.
—No me lo dijo, pero lo puedo volver a llamar.
✧✦✧
No sabía si estaba listo, su cuerpo temblaba cada vez más con cada paso que daba, su respiración era acelerada y sus manos sudaban. Pero ahí estaba él, yendo hasta Rock And Roll Bar para rescatar a su alfa.
Tenía que intentar hacer lo que estuvo posponiendo por tanto tiempo, tenía que tratar de volver a ser el Jimin de antes, tenía que intentar superar esto.
No estaba tranquilo mientras caminaba, se sentía perseguido y le hacía recordar al sentimiento de estar al aire libre en un parque tratando de dormir, pero preocupado de que algo pudiera sucederle a su hijo.
A lo lejos veía el viejo bar.
Llegó y sonó la pequeña campana que tenía la puerta, que hacía ruido cuando se abría. Sintió los fuertes aromas de los alfas del lugar, sintió miradas de curiosidad y también sintió las miradas hambrientas de algunos. Odiaba estar rodeado de alfas, pero más odiaba sentirse intimidado.
Buscó entre las personas a Jungkook y logró ver sus rizos desde algún lugar. Estaba dormido. Sus brazos se encontraban sobre la barra y su cabeza estaba encima de ellos. Se acercó lentamente y sacudió un poco su hombro, nada causó en él, trató de hacerlo más fuerte, pero tampoco ayudó. Terminó acercándose a su oído y susurrando su nombre.
—Jungkook —dijo medio bajo, medio fuerte.
—Mhm.
—Despierta.
—Un poco más, Jim.
—Estás en un bar, cariño.
—¿Qué? —abrió sus ojos asustados y miró todo el lugar—. ¿Qué hago aquí? —preguntó confundido.
—Lo mismo quiero averiguar yo, Kook.
El alfa se levantó y Park lo ayudó a llegar a la puerta. Salieron a tomar un poco de aire antes de ir rumbo al hotel.
—Me duele demasiado la cabeza.
—Es normal eso, cariño. Bebiste demasiado.
—Perdón.
—¿Por qué?
—Te hice venir hasta aquí.
—No es nada, Kook...
—No, si es. Tú me rechazaste las salidas porque no te sentías preparado para salir del hotel y yo te hago venir hasta aquí. Veo que estás demasiado nervioso, noto que te limpias las manos por el sudor, como tu pecho sube y baja con rapidez. Lo siento, Jimin.
—No, Jungkook, no tienes que pedir disculpas por esto. Alguna vez tenía que animarme a hacerlo y este fue el momento. No estoy preparado, pero, ¿cuándo lo estaré realmente? Tú no tienes la culpa, yo decidí venir hasta aquí porque ya era hora de afrontarlo. No estoy bien, estoy demasiado perseguido y me tiembla todo el cuerpo, pero voy a poder superarlo o al menos eso espero.
El mayor se acercó a Jimin como pudo y lo besó, fue un beso dulce y delicado. Jeon quería demostrarle su apoyo de alguna manera y su mente no estaba trabajando de la mejor forma.
—Eres muy fuerte, mi amor —dijo separándose un poco, para después volver a besarlo.
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